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CHRISTIAN ARMAZA
Chile envejece a pasos agigantados, por lo que se hace necesario que el Estado cuente con todas las herramientas posibles para atender las necesidades de los adultos mayores. En Limarí, la comuna de Monte Patria se ha puesto a la vanguardia en este tema, llevando a cabo un “censo” de la Tercera Edad en su territorio. El objetivo: disminuir la brecha en calidad de vida de nuestros abuelitos.

Silvia del Carmen Pizarro Bruna es, a sus casi 71 años de edad, una de las 5.300 adultos mayores que hoy residen en la comuna de Monte Patria.

Junto a una de sus hijas, vive en una casita en la localidad de Carén. Hija de campesinos de la zona, Silvia vivió toda su vida en dicha localidad, donde creció junto a sus progenitores y tuvo a sus hijas. De muy joven, ayudó en las tareas de hogar, y junto a su madre, trabajó de “lavandera”, uno de los tantos viejos oficios que hoy se encuentra casi extinto.

Así pasaron los años, sus hijas crecieron y se independizaron. Ella en tanto, se mantenía en relativa buena forma, hasta que hace dos años se enfermó de una fuerte neumonía. A eso se sumó la artrosis que ya la venía afectando progresivamente. Definitivamente, luego de toda una vida de trabajo, los años ya comenzaban a pesar, pero a pesar de sus problemas de salud, ella no se muestra abatida.

Pero la artrosis sin duda le ha afectado, y luego del cuadro de neumonía siente que se le “vinieron los años”. De hecho conversamos con ella mientras descansaba en su cama, pues producto del dolor de huesos, y del intenso frío que nos tocó ese día, decidió no levantarse.

Pero no hay que engañarse, pues ella no se encuentra postrada, pues como explica “a pesar de que tengo artrosis en todo el cuerpo, yo me levanto, y camino un poquito. Pero cuando hace calor, porque cuando hace frío no salgo, tengo miedo de enfermarme”.

A pesar de estas dificultades, llama la atención su optimismo. “Yo creo que estos años los he vivido bien. He estado más o menos, pero siempre he tratado de ‘tirar para arriba’. Pero no me siento desanimada. Me doy ánimo y alegría”.

Silvia lamenta que ya no tenga la movilidad y salud de antaño, pero valora que su hija la atienda cuando es necesario, y que pese a las enfermedades, nunca perdió las ganas de alimentarse ni de vivir. “Y mi mente aún no se echa a perder” dice riéndose.

FALTA DE INFORMACIÓN

La situación de Silvia representa la vida que en la actualidad viven muchos adultos mayores, no sólo en la comuna de Monte Patria, sino en toda la provincia del Limarí y quizás, el país.

Ahora bien, el ánimo y las ganas de vivir que ella mantiene, no siempre se encuentran en otras personas de su edad o de años más avanzados. Más bien, un sentimiento de soledad, melancolía y carencias en áreas como Salud o Ingresos, son la tónica que se repite en la vida de muchas gente de la Tercera Edad.

Y es que en un país como Chile, que avanza sostenidamente hacia un envejecimiento poblacional, las cifras son claras: según el último censo de 2017, un 16,2% de la población chilena es adulto mayor. De éstos, el 55,7% son mujeres, y el 44, 3% hombres.

En el caso de Monte Patria, esa cifra es bastante más alta. Producto de la fuerte emigración de población joven que se ha registrado en estos últimos años, debido a la crisis económica y agrícola que ha vivido la comuna, la cifra de adultos mayores supera con creces el 20% de la población, semejante a la cifra de adultos mayores que se espera que tenga Chile en el año 2030.

Esta realidad, y ante la falta de información fidedigna para atender las necesidades de las personas de la Tercera Edad en la comuna, motivaron a las autoridades de la comuna a realizar el primer “Censo del Adulto Mayor” que se realiza a nivel regional.

“Actualmente tenemos contacto con alrededor de 600 adultos mayores que están organizados a través de los clubes de adultos mayores que tienen relación con nuestra oficina de desarrollo comunitario, pero en la comuna tenemos a más de 5 mil adultos mayores viviendo” explica el alcalde de Monte Patria, Camilo Ossandón.

Ante esa realidad, se hacía urgente responder ante las numerosas necesidades que presenta este segmento de población, en áreas como Ingresos, Empleo, o Salud, además porque muchos de ellos además, se encuentran en una situación de soledad muy penosa.

La idea por tanto es condensar toda la información que se pueda recabar y con ello, “generar una batería de políticas públicas y de iniciativas que vayan en beneficio de los adultos mayores de la comuna, y visibilizar cuales son sus necesidades comunes, de tal forma, de poder tomar decisiones desde la administración pública y evidentemente, desde el municipio en su beneficio” indicó el edil.

AMARGA MIRADA

Iris Pizarro (62) y Héctor Contreras (81) forman parte también de la población de adultos mayores de la comuna. Ella trabajó como asesora del hogar durante algunos años, y él fue agricultor.

Ambos conviven hace 20 años y desde algún tiempo viven en la Villa El Progreso, en la localidad de Carén. Pese a que consideran que sus años como adultos mayores han sido tranquilos y buenos, no han estado exentos de vivir algunas dificultades. Especialmente Héctor, quien sufrió un cáncer de próstata, además de haber tenido un accidente cardiovascular.

Para ellos, la atención que brindan los servicios públicos en su localidad es buena, aunque hoy les preocupa el entorno en el que viven, pues su población carece de alcantarillado, lo que está afectando su calidad de vida.

“Acá somos todos pobres, y lo que está pasando ahora es que las fosas están colapsando muy rápido, pues han llegado a vivir muchos grupos familiares aquí” señala la señora Iris. “Los pozos ya están comenzando a rebalsar” agrega.

Si bien, habría un proyecto de alcantarillado en marcha, lo cierto es que este problema les preocupa, pero también los ha llevado a hacer una reflexión en torno a la forma de vida que se lleva por estos días, la cual, les ha costado mucho comprender y aceptar.

“Aquí nadie se preocupa de nada. Cada uno vive su vida” dice tajantemente Iris, mientras que Héctor lamenta que las personas de la Tercera Edad, no reciban la valoración que deberían tener.

“Yo siento que la gente, y especialmente la juventud, no valora al adulto mayor como debiera. Todos vamos para allá, por eso ¿cómo es posible que no se les haya enseñado que deben respetar a los adultos mayores? Aquí cada uno vive su vida no más” afirma.

SALUD Y NATURALEZA

El sentimiento de soledad a que se refería el alcalde Ossandón, además de una sensación de exacerbado individualismo por parte de las nuevas generaciones, genera como en el caso de Iris y Héctor, una mirada de desconsuelo que se ve agravada por la carencia de algunos servicios especialmente en el área rural.

Así por ejemplo, Marta Oro, quien vive con su marido, Mario Contreras, en una vieja casona que hoy está siendo reparada y remodelada a raíz de los daños que dejó el terremoto de 2015, afirma que la Salud y la incorporación de los adultos mayores a actividades que los mantengan con la mente ocupada, es fundamental para mejorar su calidad de vida.

“En Salud, se requiere que el profesional llegue a donde vive la persona, y no que él tenga que ir al Cesfam, porque a veces hay personas de la Tercera Edad que viven solas. A esta edad, empiezan a desgastarse los músculos y también comienzan los problemas con los huesos, por lo que no pueden movilizarse” explica.

En efecto, el propio alcalde de Monte Patria lo ratifica, al decir que “la realidad no es la misma que se vive en las zonas urbanas de la comuna, que en las áreas rurales. Allí, la vida de los adultos mayores se hace de forma distinta”.

Para Mario Contreras, esposo de Iris, la solución para vencer la soledad y enfrentar los problemas de salud está en el contacto con la naturaleza y el aire libre.

De hecho, junto a su esposa, han desarrollado un huerto de autoabastecimiento y elaboración de productos alimenticios.

“Para mí, el adulto mayor necesita esparcimiento, deporte. Pero sobre todo, la melancolía en el adulto mayor se puede curar a través de la naturaleza, el medio ambiente. Muchas áreas verdes, no tan solo en un pueblo, sino que debería ser en todos los pueblos de la comuna. Porque aunque vivamos en el campo, necesitamos disfrutar el medio ambiente. Con eso el ser humano se salva, o al menos, se olvida de sus problemas. El medio ambiente es salud” señala.

CUMPLIR CON EL OBJETIVO

Constanza Zapata es fonoaudióloga de profesión, y es quien lidera este proceso censal. Explica que este proceso se inició a comienzos de año, previo a una investigación que se hizo para validar los instrumentos que se están utilizando en el censo.

Entre otros aspectos, en dicho censo preguntas sobre su salud física y mental, servicios básicos, medicamentos que toman, ingresos económicos, trabajo, situación habitacional, o si pertenecen a alguna organización de la comuna, forman parte del cuestionario que se les aplica en una entrevista presencial.

“Hemos ido casa por casa, preguntándole a los adultos mayores sobre su calidad de vida, y ellos nos han recibido muy bien” señala, insistiendo en que este catastro que se lleva a cabo, “es sumamente importante para que un futuro, su calidad de vida mejore. Ese es el objetivo del censo. Lamentablemente hoy día no se ve al adulto mayor como una persona autovalente o activa, sino que se ve como una persona que es vulnerable”.

Constanza señala que hasta el momento “llevamos 1.500 adultos mayores encuestados, entonces ya vamos a llegar casi a la mitad de nuestro objetivo que son los 5 mil que es nuestro universo”.

Adultos mayores que desarrollan distintas actividades económicas como emprendimientos, pero que carecen de acceso a las instituciones para financiarlas, personas en estado de soledad y con bajo nivel de red de apoyo, personas que no se controlan sus enfermedades, o que tienen problemas en sus viviendas o cuya pensión no les alcanza para cubrir sus necesidades más básicas, son parte de la realidad que hasta el momento, arrojan los primeros resultados de este especial censo en Monte Patria.

Es de esperar, dado que el proceso de envejecimiento del país parece no tener freno, que iniciativas como éstas puedan replicarse en otros municipios, especialmente en el Limarí, y particularmente en sus zonas rurales, las cuales albergan cada día más a numerosas personas de edades avanzadas.

Una realidad que ya está a la vuelta de la esquina.

 

 

 

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