Una celebración en medio de un gran compromiso. Así ven los directivos y asistentes del Hogar Niño y Patria de Ovalle, la oportunidad de festejar un año más de vida de la institución que está llamada a ser un aliado en la formación de jóvenes en situación de vulnerabilidad.
La institución en Ovalle, ubicada en la población Atenas en la parte alta de la ciudad, ofrece protección a nueve adolescentes y jóvenes de la comuna que han atravesado situaciones familiares complejas y a quienes los tribunales les buscan un lugar acorde para su desarrollo.
El director de la institución, Claudio López, explicó a El Ovallino algunos de los desafíos que enfrentan para poder cumplir sus objetivos a cabalidad.
“Lo más difícil es poder entregarle una calidad de vida a estos jóvenes y adolescentes (15-17 años) con sus historias vitales, muchas vulneraciones de derechos, con pocas oportunidades dentro de su vida. Así que lo más difícil es poder lograr eso, que puedan sentir a la institución como su hogar, que tengan una casa lo más parecido que puedan llegar a una familia. Ese es el desafío en el que estamos actualmente. Es un poco complicado cuando en la historia de estos jóvenes hay casos de violencia, de acceso a las drogas”.
¿Qué tanto apoyo sienten que tienen de parte de la comunidad?
-“En los últimos tiempos sí hemos tenido apoyo. Cuesta un poco porque uno se pone en el lugar de los vecinos por la complejidad de los jóvenes. El año pasado fue un año complicado para la residencia y para los vecinos que se sintieron un poco molestos por algunas situaciones, pero desde este año en adelante hemos logrado estabilizar esto, para que los vecinos también puedan estar más tranquilos, y el desafío es que los mismos jóvenes se sientan parte de este territorio, que conozcan a los vecinos, que se involucren. Pero a veces cuesta que los vecinos entiendan que los chiquillos han tenido y tienen una vida difícil”
¿Cuáles serían las metas y proyectos del Hogar?
-“La meta es que ya como desaparece completamente el Sename, comenzando el nuevo servicio a nivel del Estado de Mejor Niñez, así que ahora esta residencia pasa a ser una residencia de vida familiar para adolescentes. El desafío es darle más que nada un sentido más de casa, que puedan sentirse cómodos con su espacio adentro, tomando en consideración con lo que pueden tener, por ejemplo su dormitorio, que sea lo más semejante a una casa normal y tradicional”.
Señaló López que a partir de ahora pueden atender a 12 jóvenes, por lo que están esperando que lleguen algunos derivados por Tribunales de Familia y se puedan integrar a los nueve que ya hacen vida en el lugar.
“Hacia allá va un poquito más del desafío que ellos puedan salir con una experiencia según un programa que se llama Preparación para una Vida Independiente, para que cuando puedan salir de acá, lo hagan con cierto conocimiento y ojalá con un empleo estable que los inserte en la vida laboral”.
Destacó que los jóvenes mantienen su sistema de estudio por guías o a distancia, en medio de la pandemia, con la ayuda de una psicopedagoga. También tienen talleres de música, de apresto laboral o de nivelación en el ámbito educativo.
Adelantó que ahora con los nuevos cambios, Carabineros deja de ser parte de la residencia. Si bien se mantiene el nombre y el logo, ya la institución pasa a manos completamente civiles.
