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El Ovallino
Ante las necesidades que surgen a raíz de la protección de los niños, niñas, adolescentes que han sido vulnerados en sus derechos, las familias de acogidas especializadas brindan protección temporal y sus beneficios representan un cambio significativo para los niños y jóvenes que lo necesiten.

¿Qué estamos haciendo como sociedad para mejorar y entregar bienestar a los niños, niñas y adolescentes que han sido vulnerados en sus derechos?, ¿Cómo contribuimos en el mejor desarrollo social para quienes lo necesitan?, estás son algunas de las interrogantes que surgen a través de la críticas de la labor de la sociedad ante las problemáticas de abusos y vulneraciones de derechos que han sido sometido niños y adolescentes en nuestro país.

Como una manera de entregar bienestar en sus vidas, existe el programa Familias de Acogida Especializada (FAE) Ovalle permite que la comunidad pueda acceder al cuidado temporal de algún niño que lo necesite.

Los beneficios de este método de protección son diversos, tanto como para el niño como para la familia que lo acoge. Es importante aclarar que el objetivo de este programa es garantizar la protección de derechos de niños, niñas y adolescentes de manera temporal, luego de que hayan sido separados de su familia de origen por decisión de los tribunales.

En el programa existen tres tipos de familias de acogidas que velan por el bienestar de los niños; existen las Familias de Línea Extensa, las cuales que mantienen un vínculo sanguíneo (ya sea abuelos, bisabuelos, tíos o hermanos), Familias Externas que mantienen alguna relación afectiva (personas conocidas del niño pero que no tienen vinculo sanguíneo) y las Familias Externas, que no tienen ningún vínculo con los menores de edad que requieren de cuidados.

María José Ramírez,  es psicóloga y encargada de Reclutamiento y Selección de Familias de Acogidas en FAE PRO Ovalle, los beneficios son variados. “Hay muchas familias que infieren que esto tiene impacto en sus hijos respecto a los valores que ven en el adulto trasmite al acoger a otro sin tener un interés económico, más bien genuino y de cuidar, proteger y otorgarle un mejor lugar a otro que es sujeto de derecho”.

Otro de los beneficios que se pueden otorgar siendo parte de este programa es, “genera un clima distinto en el núcleo familiar, permite que el grupo conozca la temática de protección, se hace parte de una política pública y que pueda hacer algo para disminuir los riesgo en la población”, explica Ramírez.

“El beneficios que tiene la familia a postular es sentirse que en realidad está siendo parte de la ejecución de una política pública, que está contribuyendo a una problemática que también es parte de todos, porque el acogimiento familiar es tarea de todos” destaca la profesional.

Por otro lado, Rachel Michea, Asistente Social Programa FAE PRO indica que uno de los primeros puntos que se refuerzan cuando una familia de acogida queda a la tutela de un niño, es que este proceso es temporal. “Cuando inician el proceso se les deja bien en claro que está la posibilidad que los niños, niñas adolescentes tienen a sus cargos retornen con la familia de origen, ellos tiene que estar predispuestos”, señala.

Es por ello que para ser parte de esta importante labor social, hay que considerar varios aspectos importantes y la vez, derribar ciertos mitos en relación a este programa. Según señalan las profesionales del programa, el proceso de acogida siempre debe primar el bienestar de los niños.

“Lo que no podemos perder es el foco, y el foco es el niño: la media proteccional es del niño; no es ni del adulto, ni del papá, ni la mamá, ni la familia que lo cuida, es del niño. En ese sentido uno llama continuamente al aterrizaje por parte de la familia de acogida en relación a esto”, sostiene Canda Pérez, psicóloga de FAE PRO Ovalle.

 SER UN CUIDADOR

Al tener claro los tres tipos de familias de acogidas, solo una es sometida a un proceso de postulación por parte del programa, “en proceso de evaluación de familias extensa, externa vincular y externa son distintas; en la extensa (vínculo sanguíneo) y externa vincular (vínculo afectivo) muchas veces son derivados por Tribunal de Familia”, explica la encargada de reclutamiento.

SEGUIMIENTOS

En el caso de los cuidadores que tienen lazos sanguíneos con el niño, deben ser capaces de cuidar las necesidades básicas y afectivas de ellos. En cuanto a las familias externas, deben cumplir con requisitos como ser personas que tengan una salud física y mental adecuada para hacerse cargo de un niño, deben de cubrir por cuenta propia sus necesidades básicas.

Durante el proceso, Khanda Pérez, psicóloga de FAE PRO Ovalle, explica que el acompañamiento del programa hacia el niño y las familias es desde principio a fin. “El psicólogo principalmente hace la evaluación de la familia de origen del niño y el asistente social hace la evaluación de la familia de acogida. Se trabaja en conjunto, se hace un diagnóstico que se llama diagnóstico integrado del niño en donde se habla del núcleo familiar de origen y se hace un informe de idoneidad de la familia de acogida; que es el que evalúa a esta familia que contiene al niño”, declara.

El principal objetivo y resultado de este programa de acogida, evita de cierto modo que un niño, niña o adolescente, luego de una orden del Tribunal de Familia, ser derivado a una residencia en donde puede carecer de muchos estímulos y protección individual.

“Ellos al tener esa experiencia con esa familia de origen, pueden pensar que todas las formas de relacionarse son las mismas, entonces  al estar a la protección de una familia de acogida, eso genera que igual hay apertura a que hay otras formas y otras posibilidades, lo que lleva a la resignificación del niño”, finaliza María Jose.

 

 

 

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